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mayo 29, 2016 a las 7:29 pm #82703
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡EL ORDEN DE LAS PAGINAS¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Anónimo africano (tribu Bambara) (cuento.Texto completo)
Un peul y un bambara,que compartían la misma celda,se enteraron a través del guardián de que por orden del rey
uno de ellos sería castrado y el otro decapitado.
El peul,más astuto que el bambara,empezó a quejarse de inmediato,gritando que le dolían los testículos,que le
dolían mucho y que pedía un alivio.Gritó tan fuerte que el guardián fue corriendo,armado con un sable afilado,y le
desembarazó de los dos objetos de su dolor.El peul sufrió muchísimo el resto de la noche,pero en el fondo de sí
mismo estaba contento por haber salvado la cabeza.
A su lado,el bambara dormía profundamente.
Por la mañana el rey los hizo llamar y les anunció que eran libres.Su castigo había sido levantado.
El perul se lanzó a una serie de imprecaciones y lamentaciones:
-¡ El bambara ha salvado la vida-gritaba.Y yo he perdido mis testículos!
Nunca hay que leer la página cinco antes que la página cuatro,le dijo el rey.(No deben de llevarse demasiado bien entre peules y bambaras)
(Los peules lo contarán al contrario) Como los de Lepe (Con perdón)
mayo 30, 2016 a las 10:58 pm #82704Yo quiero un poco de ese te moruno
mayo 31, 2016 a las 7:21 pm #82705¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Tu tomarás Té Moruno…y quien quiera también…¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
mayo 31, 2016 a las 8:44 pm #82706En cantabria llegaron unos espeleólogos a la boca de una sima, un gran pozo de más de 100 metros de profundidad que jamás había sido explorado. Se pusieron el mono, se ajustaron el arnés y en el casco la luz de caburo lucia con fuerza. El descenso era limpio, directo y poco a poco las paredes se separaban para dar paso a una sala de grandes dimensiones, la saca con la cuerda dió con el suelo cubierto de barro. El espeleólogo de punta no era capaz de averiguar cuanta distancia había hasta cualquiera de las paredes del salón, su luz se perdía en la penumbra y su voz era disipada en un eco oscuro. De pronto dos puntos de luz a lo lejos y unos pasos repiquetearon en charcos y barro. El aventurero entró en pánico y sin saber muy bien a lo que se enfrentaba esgrimió su navaja de forma un tanto absurda y patética, cerro los ojos y cuando los abrío una criatura lamia cuidadosamente la hoja brillante que aún conservaba restos del paté que habían almorzado. La criatura era extrañamente familiar, pero su forma impedía averiguar de qué animal se trataba hasta que emitió un sonido caracteristico e inconfundible: ¡Guau, guau!.
Era una perrita pastora, que no habia podido mudar el pelo al llevar, por lo visto, varios años en aquella cárcel subterránea. Diferentes capas de pelo se amontonaban y enredaban otorgándole un aire horrendo y fantasmagórico. Cuando llegó uno de los compañeros apenas se atrevió a descender los últimos 10 metros de la cuerda ante semejante estampa. Los dos nuevos amigos del fondo compartian unos mendrugos de pan mientras con la navaja le iba retirando los trozos más grandes y molestos de pelo enmarañado.
Introdujeron a la perrita en una saca y prodecieron a su rescate. Cuando llegaron a la salida la nueva compañera canina salió corriendo, directa al pueblo cercano. Los espelólogos solo pudieron seguirla desde la distancia hasta que vieron que se avalanzó, rascando con gran insistencia la puerta de una casa en concreto. El dueño abrió y la perrita saltó decidida a los brazos de su amo.
El hombre, un pastor retirado y enfermo no pudo más que echarse a llorar desconsolado como si de un niño se tratara. La escena conmovió a todos los allí presentes pero aqui no finaliza la historia. El pastor convidó a los tres espeleólogos a un buen cocido montañés y a los postres y por fin todos algo más calmados les contó lo que sucedió hace más de 4 años atrás.
Por lo visto el pastor subió hasta las inmediaciones de la sima a recoger unas cuantas vacas. Estando por la zona en búsqueda de los animales extraviados la perrita cayó por la sima. El pastor, al que ya le flaqueaban las fuerzas lo intentó todo. De hecho descendió no una sino hasta tres veces hasta donde las paredes del pozo se separaban y hacían ya imposible seguir descendiendo sin otros medios más específicos. Los espeleólogos se miraron sorprendidos, según la topografía el hombre habia descendido hasta 40 metros de profundidad sin más ayuda que la de una maroma de cáñamo y una linterna de petaca. Pero no desistió y se impuso como penitencia llevar hasta la boca de la sima, cada pocos dias, unos huesos y algo de pan mojado. Mientras contaba esto el pastor se maldecía pues admitió que durante el último mes sus maltrechos huesos no le habían permitido seguir subiendo (un desnivel de más de 800 metros) y había perdido toda esperanza, decia sentirla, escucharla en el fondo y el la silvaba con gran cariño. Seguia siendo su perrilla, aún en el fondo de aquel pozo miserable. Pidió ayuda a la guardia civil, a todos los montañeros que aparecían por la zona, incluso unos alpinistas intentaron descender pero decía que sus equipos no eran los adecuados.
Hasta hoy, que gracias a esos tres mineros sin pico le devolvieron a su amiga desde las entrañas de la tierra.
El pastor murió poco tiempo después y la perrita acabó adopatada por su rescatador, el cual había entablado cierta amistad con el hombre.
Nunca se habia planteado aquel hombre un nombre ni para su amiga ni para la sima. A la perrita le llamaron sima y a la sima, la sima de la perrita sima.Basado en hechos exclusivamente reales.
Un saludo.
junio 1, 2016 a las 9:19 am #82707¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Gracias,me dejaste sin palabras…Una vez que he recuperado el aliento solo puedo decir ACOJONANTE!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Te debo un Té Moruno (Tetera completa…) con hierbabuena fresca y azúcar de Pilón.
Con gente como tu se hace grande este Foro…
diciembre 19, 2018 a las 5:11 am #82708Que bonitos relatos
diciembre 19, 2018 a las 8:31 am #82709Muy bonita la historia de la perrita perdida. Gracias por compartirla.
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